Después de ver la película milenium me he dado cuenta de dos cosas, que enamorarse es arriesgado, y que la tecnología avanza a un paso por delante de….DE TODO.

No, no habla de tecnología. Esta segunda conclusión es de cosecha propia, mejor dicho ,de una experiencia personal. Estábamos sentados esperando a que se apagaran las luces del cine cuando todos nos volvimos para mirar a la acomodadora que se acercó a un grupo de jóvenes que debían tener una cámara de video (a la gente le encanta que sucedan cosas así, luego tienes para comentar sobre el incidente, se escuchan a las señoras chismorreando, fue divertido, HAY UN ILEGAL EN LA SALA!).

El que esté libre de pecado que tire la primera piedra! Pues claro que he visto películas pirata en casa, de esas que en medio de una escena aparece una cabeza negra por debajo de la pantalla o se escuchan risas y comentarios de figurantes extracinematográficos, pero jamás me había pasado coincidir con nadie que estuviese llevando acabo el “trabajo” de grabarla en el cine. El hecho es que la encargada de la sala terminó amenazándole con quitarle la cámara y llevarla a los municipales, y el jovencito en cuestión la apagó sin rechistar. Un novato en los mares del mercado ilegal.

Y casualmente acabo de leer una noticia en el país sobre un programador de informática que está acusado por violar la “los derechos de autor y hacer competencia desleal al mundo de las discográficas y ....bueno, como se diga.

Y la pregunta que se lanza al mundo es QUIEN ES EL MALO? El que graba, el cliente que se lo baja, o el programador que crea todo el tinglado para que todo esto sea posible? Al fin y al cabo, el programador no es más que un friqui que crea un programa informático, accesible al mundo, de cuyo uso no se hace responsable. Acaso debería?
A quien acusan????Está claro!Hoy en día el culpable es el que se lleva la pasta!

“El juicio de Soto está visto para sentencia. Sus programas son bendiciones para miles de internautas. Intuitivos, manejables, rápidos y técnicamente impecables. Y además son gratis. Pero, ¿son culpables? Que lo digan los jueces.”


Creamos las cosas antes de saber como utilizarlas. Al ser humano siempre le ha costado encontrar el límite entre el bien y el mal, sobre todo ahora, que el factor “tiempo” o “historia” o “experiencia” no existen.